Continúo…

Continúo… Las pequeñas «centralitas» que están latentes en el nuevo cerebro, se van despertando. Lo apreciamos en lo fisiológico. Pero también en lo emocional.

El bebé empieza a reconocer lo que sus ojos le informan, los sonidos que percibe con el oído, el tacto con la piel, la suavidad  o el calorcillo acogedor, también el gusto, cuando una papilla le gusta o no.

Sonríen, observan, y perciben el cariño que les profesamos. Sienten. Y esas sensaciones se van grabando en su cerebro, unidas a las informaciones de sus sentidos y a situaciones que les rodean en las que los adultos somos una parte más.

Creemos que les enseñamos. No es cierto. Es que su cerebro se está desarrollando desde su esencia, sea genética o no. Es gracioso que la mayoría de los adultos pensamos que les enseñamos a andar, por ejemplo. El niño se echa a andar, cuando su «centralita motora» está a punto. Lo mismo podríamos decir del hablar. Por muchas veces que le repitamos una palabra, no se articulará hasta que no haya llegado su momento. Por eso hay que respetar los tiempos de cada niño, cada uno tiene su ritmo. Tenemos que saber que nuestra participación es auxiliar, muy útil si colaboramos a ese desarrollo natural, o menos útil y hasta perjudicial, si actuamos en contra.

En lo emocional, creo que un niño que recibe amor, respeto y comprensión, incluye en su acerbo esos sentimientos y comportamientos. En una línea zigzagueante, pero ascendente. Enriquecida luego por su capacidad de observar, pensar, razonar…

Y entonces, sí, la influencia de los adultos, puede ser determinante. Estoy recordando una escena del documental que vi ayer sobre Corea del Norte. The propaganda Game, de Alvaro Longoria. Niños pequeños coreanos, preciosos por cierto, cantando y bailando en homenaje a su líder político, con gran alegría y emoción.

Era el resultado de un desarrollo infantil truncado por el interés de adultos que aprovechaban la inmadurez o la fragilidad de esos niños, para conseguir fieles y robotizados adictos al régimen imperante.

El documental está muy bien, y merece un buen comentario aparte, porque nos cuestiona a todos los que creemos y queremos ser libres. Somos como piezas en un tablero movidas por la propaganda, la cual pretende que ignoremos la realidad y actuemos según sus interesadas opiniones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *